La canción que se mandó al espacio fue "Across the Universe" de The Beatles. Esta canción fue elegida por la NASA para ser enviada al espacio en un proyecto llamado "Proyecto Disco de Oro".
El propósito de este proyecto era enviar un mensaje a posibles seres extraterrestres que pudieran interceptar la sonda Voyager 1. La canción, junto con otros sonidos y mensajes en varios idiomas, fue grabada en un disco de oro.
"Across the Universe" fue elegida no solo por la fama mundial de The Beatles, sino también por su letra que habla sobre la conexión universal entre todas las cosas. En particular, la línea "Jai Guru Deva Om" refleja la filosofía de la meditación trascendental, una práctica espiritual que cree en la unidad y el amor universal.
Esta canción tiene un mensaje profundo y universal que refleja la búsqueda de la humanidad por encontrar un sentido de conexión y paz en el universo. La decisión de la NASA de incluir esta canción en el "Proyecto Disco de Oro" muestra la importancia de la exploración y la conexión humana más allá de nuestras fronteras terrestres.
Desde que se lanzó el Voyager 1 en 1977 como parte del programa espacial de la NASA, se han enviado varias sondas espaciales a nuestro sistema solar y más allá. Estas sondas llevan una placa dorada que contiene información sobre nuestro planeta y su civilización, así como también se incluyen sonidos y canciones que representan la diversidad cultural de nuestro mundo.
Estas canciones se han elegido cuidadosamente para reflejar diversas culturas y géneros musicales, desde música clásica hasta canciones folclóricas y pop. Algunas de las canciones más emblemáticas incluidas en la placa dorada son “Johnny B. Goode” de Chuck Berry, “La Marseillaise” de Claude Joseph Rouget de Lisle y “El Cascabel” de Lorenzo Barcelata.
Otras canciones incluidas en la placa dorada están “Melancholy Blues” de Louis Armstrong, “Tzigane”, interpretada por el violinista húngaro Jelly d'Aranyi, y “Dark Was The Night, Cold Was The Ground” de Blind Willie Johnson. Las canciones elegidas para la placa dorada demuestran la habilidad y la diversidad de la música humana, así como también la capacidad del ser humano para crear y conectarse a través de la música.
En resumen, las canciones que se enviaron al espacio en la placa dorada representan la diversidad y la riqueza cultural de nuestra humanidad y se han elegido con cuidado para reflejar la amplia gama de expresiones musicales de nuestra especie. Estas canciones continúan viajando en el espacio, llevando un mensaje de paz y hermandad a cualquier posible forma de vida que pueda encontrar en su camino.
La pregunta de cuál fue la primera canción que se tocó en el espacio ha sido respondida por los astronautas que han tenido la oportunidad de realizar esa hazaña.
La primera canción que se tocó en el espacio fue "Jingle Bells", interpretada en una armónica por el astronauta estadounidense Walter M. Schirra Jr. durante la misión del Mercury-Atlas 8 en 1965.
Desde entonces, varios astronautas han llevado instrumentos musicales al espacio y han interpretado diferentes canciones allí. En la Estación Espacial Internacional, la música es un elemento importante de la vida cotidiana de los astronautas, quienes pueden escuchar canciones para motivarse o para relajarse en su tiempo libre.
En resumen, la primera canción que se tocó en el espacio fue "Jingle Bells", interpretada en una armónica por Walter M. Schirra Jr. Desde entonces, la música ha sido un elemento importante en la vida de los astronautas en la Estación Espacial Internacional y ha dado lugar a muchas interpretaciones musicales fascinantes en el espacio.
La sonda Voyager fue lanzada al espacio en 1977 con el objetivo de explorar los límites de nuestro sistema solar. A bordo lleva una cápsula de tiempo que contiene información sobre nuestra especie y nuestro planeta, incluyendo una selección de música que representa la diversidad cultural de la humanidad.
El disco de oro de la sonda contiene 27 pistas de música, incluyendo obras clásicas de Bach, Beethoven y Mozart, música de tribus indígenas como los Navajos y los Pigmeos de África, y canciones populares de todo el mundo, incluyendo la famosa canción "Johnny B. Goode" de Chuck Berry.
La selección de música fue realizada por un comité de expertos liderado por el músico y productor Carl Sagan, quien ha dicho que la música fue incluida en el disco para "representar la diversidad y la creatividad de la raza humana". Además, la música se utilizó como un medio para comunicar a posibles seres extraterrestres sobre nuestros gustos y nuestra cultura.
En resumen, la música que lleva la sonda Voyager es una selección cuidadosamente elegida de música clásica, tribal y popular que representa la diversidad cultural de la humanidad y que se utiliza para comunicar con posibles seres extraterrestres. La música sigue viajando en el espacio, como una cápsula de tiempo que espera ser descubierta y escuchada por otras formas de vida en el universo.
Existe una canción que ha sido asociada por mucho tiempo con el espacio y el universo. Se trata de una melodía que transmite una sensación de grandeza y misterio, como si estuviéramos viajando a través de las estrellas.
Esta canción es conocida como "Also sprach Zarathustra", lo que significa "Así habló Zaratustra" en alemán. La pieza musical fue compuesta por el músico alemán Richard Strauss en 1896, inspirado por la obra del filósofo Friedrich Nietzsche.
La música se popularizó en la cultura popular gracias a su inclusión en la película "2001: Una Odisea del Espacio", dirigida por Stanley Kubrick en 1968. La película es considerada un clásico del cine y la música ha quedado asociada a la exploración espacial y a la idea de un futuro tecnológicamente avanzado.
A lo largo de los años, "Also sprach Zarathustra" ha sido utilizada en diversos contextos, como en eventos deportivos, anuncios publicitarios y programas televisivos. Sin embargo, su presencia en el mundo del cine y en la cultura popular sigue siendo uno de sus mayores logros.