El pasado 30 de marzo, SpaceX llevó a cabo el primer vuelo de prueba de su cohete Starship SN11 en Texas. Sin embargo, la misión terminó en fracaso debido a un accidente en el aterrizaje.
El incidente ocurrió cuando el vehículo estaba descendiendo hacia la plataforma de aterrizaje, explotando en el momento del impacto. Esto dejó un gran cráter en el suelo y la destrucción completa del cohete. A pesar de que no hubo heridos, el daño a la plataforma de aterrizaje fue significativo.
Los expertos en la materia han evaluado las posibles causas del fracaso del lanzamiento. Entre los posibles factores se encuentra una falla en la orientación del vehículo durante el aterrizaje, un problema con los motores, una falla en el software de control o una dificultad con los sistemas de comunicación. No obstante, hasta el momento no se ha confirmado ninguna de estas hipótesis.
En cualquier caso, el incidente no debe frenar los esfuerzos de SpaceX y su fundador, Elon Musk, para continuar trabajando en su proyecto Starship. Se trata de un vehículo espacial con el potencial de cambiar la forma en que la humanidad viaja a través del espacio, por lo que es imprescindible que la empresa siga invirtiendo recursos en su desarrollo y mejora.