Un satélite es un objeto que se encuentra en órbita alrededor de otro objeto más grande, como la Tierra. La función principal de los satélites es recolectar y transmitir información. Esta información puede incluir imágenes, datos meteorológicos y de navegación, transmisiones de televisión y radio, así como comunicaciones militares y de seguridad.
Además de la recopilación y transmisión de información, los satélites también se utilizan para la investigación científica y el monitoreo ambiental. Estos satélites pueden medir la temperatura de la tierra, los niveles de contaminación, y el derretimiento de los glaciares, entre otros datos importantes.
Los satélites también tienen una función importante en la comunicación global. Gracias a los satélites, podemos comunicarnos a través de teléfonos móviles y acceder a internet en cualquier parte del mundo. Además, los satélites también se utilizan para la navegación, como el sistema GPS, que permite a los navegantes encontrar su ubicación exacta en cualquier parte del mundo.
En resumen, los satélites desempeñan una variedad de funciones críticas, desde la recopilación de información y la investigación científica hasta la comunicación global y la navegación. Sin ellos, muchas de nuestras tecnologías modernas no serían posibles.